CASITA DE MUÑECAS II
Si te ha gustado!. El relato que empezó en la casita de muñecas
La tía Jesusa era oronda, suave, blandita y amorosa.
Se ocupaba de la cocina.
No tenía dientes, en su mesita de noche había una dentadura postiza, pero solo se la ponía para ir de visita y en las grandes ocasiones, como la fiesta del Cristo, en la que las duras roscas de almendra le daban mucho trabajo.
No tenía dientes, en su mesita de noche había una dentadura postiza, pero solo se la ponía para ir de visita y en las grandes ocasiones, como la fiesta del Cristo, en la que las duras roscas de almendra le daban mucho trabajo.
Llevaba sobre su pelo fino y lacio una boina marrón y completaba el conjunto con un delantal negro con pequeñas flores blancas y unas botas de goma. Nunca se quitaba las botas ( ni la gorra ), consideraba que no valía la pena, porque continuamente estaba entrando y saliendo a la huerta para buscar leña o llevar las cestas de ropa sucia al lavadero.
Trabajaba en un extremo de la mesa de la cocina, pero, como la cocina tb era sala de estar, en el otro extremo había montones de periódicos, catálogos de semillas y de herramientas y facturas pendientes.
Junto al fogón, botas sin limpiar y paños colgados....
En los estantes del aparador pintado de azul había piezas de loza dispares, postales de bordes abarquillados, paquetes de sodio y magnesio, cartas viejas, correas de perro, una jeringuilla, un teléfono anticuado y una cesta de huevos con costras de barro para limpiar. Las gallinas eran anárquicas y ponían por todas partes, especialmente en un hueco lleno de barro entre la leña y la higuera.
Aquella cocina estaba siempre así y era una delicia, un lugar acogedor con un desaliño agradable en el que la tía-abuela encajaba a la perfección con sartenes tiznadas, barreños de comida para las gallinas ( también había un apuesto gallo) y cacharros sucios de su trabajo de la mañana.
Aquella cocina estaba siempre así y era una delicia, un lugar acogedor con un desaliño agradable en el que la tía-abuela encajaba a la perfección con sartenes tiznadas, barreños de comida para las gallinas ( también había un apuesto gallo) y cacharros sucios de su trabajo de la mañana.
Era un sitio caliente con un increíble y permanente olor dulce de azúcar quemado.
La joven niña tenía que intentarlo.
La joven niña tenía que intentarlo.
Bajo la escalera de madera que conducía a la cocina, apoyó el pulgar en el picaporte de hierro de la puerta y, al abrirla, le llegó el olor suculento de la carne que se cocinaba y tuvo la visión de la "tía Je" con una patata en la mano y un enorme cuchillo ( que había sido afilado muchas veces) en la otra....
- Por favor, por favor, donde está la llave? No tocaré nada, solo quiero mirar.....
- Eso es cosa de tu tía Mencía. No sé.... no puedo ayudarte!.
- Por favor, por favor, donde está la llave? No tocaré nada, solo quiero mirar.....
- Eso es cosa de tu tía Mencía. No sé.... no puedo ayudarte!.
Y, la anciana, lloró en silencio, sintiendo un escozor de sal en la piel
Carmen Bécares
Carmen, la continuación te quedó genial. Tus rosas son una maravilla!!! un besote guapa
ResponderEliminarQue bonito relato Carmen, es tuyo? Me has dejado con ganas de más. Feliz finde y besitos canarios.
ResponderEliminarCarmen, qué primera foto más divina. Desde que me dijiste el pequeño secreto lo leo con otros ojos!!Eres el hada de las rosas hermosas.
ResponderEliminarUn besazo y feliz día.
Carmen, que bonita!!,nos quedas enganchas, esperamos la proxima.
ResponderEliminarBesos
Contarlo quizás te ayude.
ResponderEliminarUn besito mi querida amiga.
La casita es una preciosidad y el relato inspirado en ella, una delicia. Que misterio.....
ResponderEliminarBesos Cármen
Me quedo esperando la tercera parte!!! Aiiiinss esas rosas están preciosas!!!!
ResponderEliminarBss
Una historia tan preciosa como las rosas,
ResponderEliminarme quedo con ganas de mas.
Besos guapa y feliz fin de semana.
Chary :)
Bueno, si el relato me encanta y me va seduciendo (Quiero más),la casita me parece de lo más encantadora. Las rosas...¡Qué envidia me daaaaas!!!!!! (De la buena, por supuesto).
ResponderEliminarFeliz fín de semana.
Besitos guapa.
Me relaja leerte,me gusta.Bss apretaos!!!
ResponderEliminarSigue, sigue...no me dejes en ascuas!!!
ResponderEliminarBesos
Mami
Me encanta, muchas gracias. Besicos.
ResponderEliminarCarmen el relato es tuyo??? una maravilla, dulces palabras las tuyas. un besote enooorme!
ResponderEliminarCómo nos haces sufrir, jajaja.
ResponderEliminarEspero con impaciencia la continuación.
Bss
Y al continuar la historia nos cautivó, genial!!! Las rosas están hermosas.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Ale
Costa Rica
Al menos, una era suave.
ResponderEliminarCarmen, debemos agradecer a la diosa casualidad que nos acercó. Espero regresar a presentar mi nueva novela en el segundo semestre de este año, veremos cuando. De donde sos?
ResponderEliminarOtro poquito más porfi!!!!!
ResponderEliminarSaluditos.
Nos dejas con ganas de más!! Por fi continúa! Preciosa historia!! Besos
ResponderEliminarVoy reservando butaca para el tercer pase. .
ResponderEliminarCarmen, tus rosas parecen salidas de un jardín inglés y el relato es delicioso y adictivo. Aquí me quedo esperando. No quiero perderme ni un renglón.
ResponderEliminarUn beso, Rosana
Bonito relato , es muy cautivador , me ha encantado y tus rosas preciosas un abrazo y buen fin de semana
ResponderEliminarUn relato precioso, me quedo esperando la continuación.
ResponderEliminarTus flores me tienen loquita.
Besitos guapa
que bonitas rosas, son preciosas, y el relato.... preciosa historia
ResponderEliminarbesos y feliz semana
Silvia
lanasifils
QUe hermosas historias, me gusto mucho la descripcion de la cocina de tu tia abuela, mientras la leia me hacia acordar a esas peliculas italianas ....
ResponderEliminary tus rosas divinas!!!
saludos :)